“Eres Tú Jesús, siempre has sido Tú…”
Fue como tropezar con un tesoro escondido, el estribillo de una canción que resonó en mí interior en un profundo nivel. A pesar de mi familiaridad con la música de Amanda Cook, la música que ella lanzó a través de Bethel no despertó en mí la misma respuesta emocional, intelectual, y espiritual que este descubrimiento produjo en mi. Después de escuchar el esclarecedor podcast de Rita Springer, “La adoración es mi arma”, donde ella y Amanda Cook profundizan en el viaje de Amanda hacia la “deconstrucción” espiritual y el regreso a su fe en Jesús, me sentí obligado a explorar más a fondo la música de Cook. Esto me llevó a escuchar el último EP de Amanda, con ganas de sumergirme en la descripción de la culminación de sus experiencias y reflexiones en este proceso de deconstrucción.
Toda la canción es una proclamación de un encuentro personal y la comprensión de que Jesús es la plenitud suprema que necesitamos y que siempre necesitaremos. Mientras escuchaba la canción, algo resonó profundamente dentro de mí, tocando mi espíritu y llenándome de una sensación de profunda plenitud. Me identifiqué con la letra de la canción.
La primera frase de la canción contiene la siguiente frase:
“Encontré lo que estaba buscando y ha estado aquí todo el tiempo”
Pasé algunos años buscando algo que me llenará, cualquier cosa que me diera un propósito y me ayudará a definir quién soy. Crecí en un hogar cristiano, por lo que la Iglesia y el ministerio eran fundamentales en mi vida ya que mi madre fue misionera. Creí que mi identidad estaba en aquello que me rodeaba. Me embarqué en un largo camino para encontrar, lo que yo percibí cómo mi lugar en la Iglesia, intenté descubrir mi identidad dentro de la religión. Sin embargo, lo único que encontré fue una profunda sensación de vacío. Me di cuenta de que ni la religión ni la Iglesia pueden llenar y dar identidad a una persona. Sólo Jesús puede proporcionar verdadera realización, proveer una verdadera identidad y dar un propósito firme.
Amanda Cook lo expresa de esta manera:
Ya terminé de buscar
ya no estoy buscando
Mi corazón ha encontrado al Único
que he estado buscando
Todos llegamos a un punto en la vida en el que dejamos de buscar aquello que nos llene, lo que nos puede dar identidad y lo que pudiera proporcionarnos una “profunda” sensación de certeza y seguridad. En este punto, el Gran Yo Soy, la verdad y la vida, se nos revela de una forma única y especial, dándonos esperanza y eternidad. Es increíble comprender que mientras nos extraviamos, buscando satisfacción en lugares vacíos y en actividades mundanas, Jesús siempre ha estado allí, esperando ansiosamente que nos volvamos a Él. Cuando lo hacemos, el Creador encuentra nuestros corazones y nosotros somos hallados en su infinita gracia.
En un momento particular de mi vida, me enfrenté con una decisión fundamental. Me encontré en una encrucijada, entre abrazar la búsqueda materialista y las definiciones sociales de realización e identidad o recurrir a Jesús como la única alternativa profundamente personal, distinta de una mera adhesión religiosa o asociación con una iglesia, tradición eclesiástica, o denominación específica. Al tomar la decisión de entregar mi vida a Cristo, experimenté una profunda transformación. Esta nueva esperanza me ha dado un renovado sentido de identidad, proporcionándome una base sólida de seguridad. A lo largo de este viaje, he ganado una confianza inquebrantable y una sensación de realización profunda y duradera.
La Biblia nos dice que:
Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 2 Corintios 5:17 (DHH)
¿Has encontrado a Dios? ¿Has experimentado la gracia eterna de Dios?