Allí donde el alma, cansada pero luminosa, encuentra consuelo en la comunión y se vacía en generosidad, sabiendo que el Reino florece también en el ocaso.
Atardecer: Cuando la luz aprende a entregarse
Allí donde el alma, cansada pero luminosa, encuentra consuelo en la comunión y se vacía en generosidad, sabiendo que el Reino florece también en el ocaso.